Flowers and colors ... Seems, happy? { Free }

¿Despertador? No gracias, no tenia uno ni lo necesitaba, jamás me levantaba más tarde de las ocho, quizás mi insomnio ayudaba un poco en esto. Cuando abri los ojos no vi mas que las rendijas de luz que se colaban entre las destartaladas persianas. Me incorporé en el colchón que en algún momento tuvo que ser comodo aunque yo eso no lo sabía a ciencia cierta. Rasqué con la uña una quemadura provocada por algún porro que cayó sobre el colchón. No había señales de Tony, ni siquiera ropa en el suelo que indicase que había pasado la noche allí aunque eso yo ya lo sabía. No me moleste en buscar el interruptor de la luz, era mejor no tentar a la suerte provando si aquel dia nos llegaba la electricidad sin embargo me metí en el baño y abrí el grifo del agua caliente pero no salio nada el del agua fria sin embargo si que trasladaba agua. "-Genial, ducha con agua fria. Me cago en la puta-"
Tras la ducha, de la que sali tiritando del frio me vestí para salir. Mientras abrochaba los botones de una vieja camisa miré por la ventana, niños que corrian por la calle jugando con una vieja pelota mas pinchada que otra cosa. Madres que parloteaban haciendo caso omiso a los gritos de sus hijos. Tios madrugadores que paseaban con la habitual erección matutina aún presente en sus pantalones.
Pillé una chaqueta algo gruesa de encima de una silla y me calcé mis zapatillas sin ningún tipo de prisa. Cogi un bolso y me aseguré de que llevaba tabaco y maria a partes iguales. Salí por la puerta y baje las escaleras sin molestarme en mirar si algún vecino salía de su casa. Tampoco esque fuese a ponerme a charlar con ninguno.

Saqué un viejo Mp3 que nadie en su sano juicio querria saber de donde habia salido, y me puse los cascos y sin mas dilación me puse a caminar en dirección a quien sabe donde quien sabe porqué.
Acabé en el Flower Market. Aquel lugar parecia ser el que mas felicidad destilaba de todo Londres aún así podias ver la miseria y la pobreza en cada rincón. Varias personas delante de un puesto lleno de flores alimenticias, niños que corrian entre los diversos puestos en busca de sus madres.
No sabía que hacia allí pero me dediqué a pasear por delante dejandome llevar por la música que sonaba a traves de mis desastrosos auriculares "-Everybody Hurts...sometimes-" Mis pies chocaron contra el pequeño bull dog de alguien y casí me hace tropezar, no es que tuviera mucha estabilidad y menos recien levantada y sin nada en el estomago. Cualquiera que me viese a esas horas y en esas condiciones pensaria que era una don nadie facil de atracar, rio ante los que piensan eso porque yo, allí donde me veia, tenia bastante fuerza bruta sobretodo cuando realmente estaba cabreada. Maldecí por lo bajo al chucho y a su jodido dueño y seguí caminando. El olor de la comida caliente de algún puesto hizo que mi estomago rugiese de hambre. Me cage en todo lo posible al descubrir que mi dinero, o el poco que tenia más bien, se había quedado en casa.

Pateé un par de piedras mientras me alejaba todo lo posible de la zona del olor a comida. Era realmente asqueroso levantarse cada mañana y salir sin comer eso me hacia mucho mas irritable. Choqué con varias personas pero no me paré a disculparme, no iva a malgastar saliva en gente que ni siquiera me recordaria al dia siguiente. Me crucé con varios de los novatos de la banda pero no les dirigí ni una mirada que mereciese la pena. Despues de todo aquellos chavales eran el servicio de correo de la banda y no solian mezclarse mucho con los demas.

El jodido Mp3 destartalado decidio dejar a Lou Reed en medio de una confesion morbosa. Me quité los cascos y arrojé el reproductor con cierta rabia dentro del bolso, volveria a funcionar y lo sabía el problema de aquel cacharro esque no solia funcionar más de media hora seguida. Maldito vago de mierda, que le costaba ir medianamente bien.

Tropecé con el perro de antes y esta vez le propiné un puntapié, ese perro había chocado por ultima vez con los pies de alguien. Busqué al dueño del perro con la mirada, pero el bull dog se perdió entre las multiples piernas de la gente que paseaba. Volvi la vista al frente y me encontre con una rubia que me sonaba, de una pelea probablemente. Hice memoria, si aquella chica se habia acercado un día a pedir fuego como si preguntase por el tiempo en un ascensor. Suspiré y segui andando en nada acabaria cruzandomela. Supuse que la chica pasaria de largo pero me sorprendio comprobar que saludaba de forma extraña pero saludaba. Esbocé media sonrisa, no las tenia diferentes y si las tenia no las dejaba salir mucho. Fruncí el ceño intentando recordar su nombre... -Grecia ¿no?- murmuré mirandola fijamente. Ya no recordaba lo atractiva que era la rubia. Mire su cuello, una preciosa serpiente albina miraba curiosa desde el. Alargué una mano sin miedo alguno y acaricié la escamosa piel de la serpiente. -Bonita vívora.¿Que tal?- dije mirando a la serpiente y a Grecia alternativamente.

¿Que hora seria? Las nueve como mucho, incluso a esas horas la rubia Marilyn ya hacia que mi cerebro trabajase a mis por hora rebuscando en mis más reconditas fantasias sexuales. Cuando alguien me ponia lo admitia y punto y Grecia me ponia y no había nada más que hablar. Complete poco a poco mi sonrisa, era de ese tipo de sonrisas que quieras o no acaba enganchando, Tony lo decia continuamente, según el una de mis sonrisas podria quemar el mundo y congelarlo al mismo tiempo.
Quedé en shock al sentir sus besos en las mejillas, ¿acaso tenia pinta de: besame porque estoy debil? Parecia ser que si, o que Grecia era el tipo de personas que le importa una mierda lo peligrosa que puedas llegar a parecer. Me rasqué una mejilla confusa pero en seguida volvi a la normalidad, con mi sonrisa derrite glaciares congela oceanos.
Alcé una ceja al escuchar que la serpiente de Grecia tenia incluso un nombre. No conocia a nadie que tuviese una de mascota pero estaba claro que Grecia podia ser de todo menos normal. No la conocia lo suficiente como para afirma que eso en ella era normal pero no dejaba de observarla, yo era de pocas palabras pero siempre me fijaba en la forma de moverse o actuar de las personas, era la mejor forma de conocerlas sin tener que dejar que te conozcan a ti misma. -Es una serpiente no un monstruo.-
Grecia se puso en movimiento y yo la seguí, no tenia nada mejor que hacer despues de todo. Me coloqué a su lado rapidamente. -Estoy viva, no puedo quejarme.- dije llevando mi mano derecha a mi cadera y haciendo un circulo pequeño con la izquierda como si ese gesto explicase que no habia mucho que contar y que si lo habia tampoco debia ser muy importante. Nos acercabamos preligrosamente al area de los puesto de comida, y mi estomago se quejó de nuevo, al menos esta vez no se escuchó.
La gente normal solia tener cosas que contarse cuando se encontraba, pero la verdad esque en nuestro caso, al menos en el mio, no había mucho para decir y yo no solia hablar por hablar.

Me alegro saber que al menos Grecia no se quedaba callada con mis silencios, que no tuviese nada que decir no significaba que no quisiese algo de conversación y eso era algo que mucha gente no solia entender. Negué con la cabeza al escuchar lo que decia la rubia sobre su serpiente, no entendia como había gente que podia tenerle miedo a esas criaturas con lo bellas que eran. Ademas si Grecia la llevaba al cuello no podia ser excesivamente peligrosa. Quizás mordiese si te acercabas con miedo eso no podia saberlo pero yo habia sido segura con mis movimientos y eso los animales, de una u otra forma, acaban oliendolo.
Correspondí a su guiño con otro, quizás demasiado pícaro para el momento y las horas pero realemente eso me importaba poco.

Reí por lo bajo al escuchar a Grecia hablar sobre mi no-muerte. Sinceramente pensaba que nadie que no me conociese minimamente no sentiria nada por mi muerte. Yo no lo haría, despues de todo, si la gente que nos rodeaba muriese no me afligiria lo mas minimo.
El olor de la comida se metio en mi naríz de golpe y casí me quedo en el sitio por culpa de una nueva queja de mi estomago, estaba realmente muy hambrienta, pero al parecer no era la única. La proposición de la rubia se me antojo perfecta, no se hacia daño a nadie robando algo de comida y menos si no tenias dinero a mano. Había robado durante toda mi vida, uno mas no iva a matarme.

Miré a Grecia alzando una ceja. -Tengo hambre.- dije como si todo se redujese a eso. Asentí con la cabeza y busqué con la mirada un puesto en el que el tendero fuese un hombre, así seria mucho mas fácil de distraer, había aprendido que por lo general las mujeres son desconfiadas. Al final uno de los puestos que vendia algo parecido a perritos gano la rifa y se lo señale a Grecia con la cabeza. El tendero era un hombre mayor fácil de distraer por las curvas de la rubia Marilyn. Me froté las manos y esperé que Grecia comenzase con su parte para poder hacer yo la mia.

Me retiré el pelo de la cara y hice una coleta con él en la parte baja de la nuca para que no me molestase. Lo cierto es que para ciertas cosas tenerlo tan largo y llamativo no iva bien , pero me gustaba así y a la mayor parte de la gente que me cruzaba también.
Ví a Grecia entrar en acción y sonrei para mis adentros. Al tendero parecía costarle horrores mirar a la rubia a los ojos y no me extrañaba lo más mínimo, para empezar los tatuajes que adornaban el cuerpo de la joven eran de todo menos discretos. Y luego estaba el echo de que era imposible no recorrer su cuerpo con la mirada al menos una vez.

Una suave risa escapo de mis labios, mientras me acercaba como si nada hacia el puesto, al ver como Grecia hacía a la perfección el papel de agobiada que no sabe a donde va. Aprovechando que Grecia era muy convincente y que el hombre no tenia ojos para nada que no fuese la rubia me acerqué al puesto por detrás. Me mordí el labio intentando que mi estomago no me delatase justo en ese momento. Me deslicé casi a cuatro patas por la parte trasera del puesto hasta llegar a la zona donde los "perritos" tenian mejor aspecto. Cogí un par de ellos con la mano derecha y otros dos con la izquierda. No sabía si Grecia tenía mucha hambre pero lo que era yo, sentia que si no comía algo pronto podria llegar a desmayarme. Miré los perritos, parecian bastante sanos, no chorreaban grasa por todas partes como otros que había visto y eso para mi era genial.

Me levanté y salí de detras del puesto haciendole a Grecia, que seguia con su impecable actuación de mujer perdida, para indicarle que ya había acabado mi parte.
Miré de reojo al tendero para asegurarme de que no me veia salir con la comida y me alejé un poco para no resultar sospechosa. Despues de 16 años robando para sobrevivir ya sabía como debia actuar.

Me perdí entre la multitud sin dejar de mirar en dirección a la rubia de forma disimulada. La vi torcer una esquina que daba a un callejón que no solía tener transito a excepción de algún que otro drogadicto y su camello. Me abrí paso lentamente entre la gente, con cuidado de que ninguno de los perritos cayese al suelo. El estomago cada vez se quejaba más y más y la boca empezaba a hacérseme agua.
Por fin llegue hasta donde estaba Grecia. Me paré justo cuando estaba a punto de pisar a Dita, maldije para mis adentros y le pedí perdón a la serpiente en voz tan baja que ni yo misma me escuché.

Le pasé sus dos perritos a la rubia. -Has estado muy convincente. Buen provecho.- Sonreí de lado y le dí un pequeño mordisco a uno de mis perritos. Había aprendido con los años que debía comer lentamente si no quería recaer.

Me relamí los labios y apoyé la espalda en la pared colocándome al lado de la rubia, alcé las vista, desde aquel callejón el cielo se veía particularmente gris, más incluso que normalmente. Miré a la rubia mientras le daba otro pequeño mordisco y luego seguí con la mirada la ondulación de la serpiente que reptaba por el suelo no muy lejos de Grecia, parecía que la serpiente le tenia bastante aprecio la humana cosa que se me antojo muy extraña.

Había algo que faltaba en esa situación pero que no echaba de menos en absoluto, la conversación. Nunca llegaría a entender como la gente podía llegar a hablar tanto, parecía que no podían hacer pausas ni para comer, ese pensamiento hizo que a mi cabeza llegasen imágenes de gente que hablaba con la boca llena de comida cosa que hacia que mi estomago se revolviese. Le di otro mordisco al perrito comprobando como mi estomago se aplacaba y dejaba de rugir.