Mightiness
¿Quieres reaccionar a este mensaje? Regístrate en el foro con unos pocos clics o inicia sesión para continuar.


Si tú no eres uno de nosotros, tú eres la víctima.
 
ÍndicePortalBuscarÚltimas imágenesRegistrarseConectarse
Conectarse
Nombre de Usuario:
Contraseña:
Entrar automáticamente en cada visita: 
:: Recuperar mi contraseña
Joder, ¡te he dicho que no te alejes! {Velko S.} Rbyut1
Joder, ¡te he dicho que no te alejes! {Velko S.} Zwgsh4
¿Quién está en línea?
En total hay 1 usuario en línea: 0 Registrados, 0 Ocultos y 1 Invitado

Ninguno

El record de usuarios en línea fue de 22 durante el Lun Jun 08 2020, 07:33
Joder, ¡te he dicho que no te alejes! {Velko S.} 2iiy1pj

Dafnée S. Frêne
Joder, ¡te he dicho que no te alejes! {Velko S.} V4s85w

Otoño:
La temperatura máxima es de 15º
y la mínima de 4º.
Últimos temas
» ¿Prefieres drogas o un frapuccino? {Aaric}
Joder, ¡te he dicho que no te alejes! {Velko S.} EmptyJue Jul 21 2011, 22:13 por Velko Schiavone

» Girls vs Boys
Joder, ¡te he dicho que no te alejes! {Velko S.} EmptySáb Sep 18 2010, 23:37 por Stan Hoffman

» @Smiles&Sex
Joder, ¡te he dicho que no te alejes! {Velko S.} EmptySáb Sep 18 2010, 22:40 por Liam Stahler

» ¿Qué estás escuchando?;
Joder, ¡te he dicho que no te alejes! {Velko S.} EmptySáb Sep 18 2010, 22:14 por Kaya M. Krähe

» Fuck, Date or Pass;
Joder, ¡te he dicho que no te alejes! {Velko S.} EmptySáb Sep 18 2010, 20:54 por Kenneth McKlein

» La luna se refleja en el mar (Emilie)
Joder, ¡te he dicho que no te alejes! {Velko S.} EmptySáb Sep 18 2010, 20:36 por Emilie F. Burton

» ¿Qué piensas del personaje anterior?
Joder, ¡te he dicho que no te alejes! {Velko S.} EmptySáb Sep 18 2010, 20:20 por Kenneth McKlein

» Ponle pareja al personaje de arriba;
Joder, ¡te he dicho que no te alejes! {Velko S.} EmptySáb Sep 18 2010, 18:49 por Stan Hoffman

» Registro de Avatar.
Joder, ¡te he dicho que no te alejes! {Velko S.} EmptySáb Sep 18 2010, 18:40 por Stan Hoffman

» Registro de Trabajo.
Joder, ¡te he dicho que no te alejes! {Velko S.} EmptySáb Sep 18 2010, 18:39 por Stan Hoffman

» Waking the demon, Where'd you run to? {K e n n e t h}
Joder, ¡te he dicho que no te alejes! {Velko S.} EmptySáb Sep 18 2010, 17:34 por Kenneth McKlein

» Las lágrimas de una niña queman más que el fuego {Bridget relations}
Joder, ¡te he dicho que no te alejes! {Velko S.} EmptySáb Sep 18 2010, 17:05 por Bridget J. Francis

» Finiten Incantatem [Elite]
Joder, ¡te he dicho que no te alejes! {Velko S.} EmptySáb Sep 18 2010, 16:42 por Invitado

» ¿Quién rolea?
Joder, ¡te he dicho que no te alejes! {Velko S.} EmptySáb Sep 18 2010, 16:40 por Mikel B. Smith

» Noche aburrida puede pasar algo interesante ? { L I B R E }
Joder, ¡te he dicho que no te alejes! {Velko S.} EmptySáb Sep 18 2010, 16:39 por Mikel B. Smith

¿Te quieres afiliar a Mightiness? Observa que cumples los requisitos y después abre un tema con los datos esenciales en la sección correcta.
Aquí solo se muestran los afiliados elite.


Joder, ¡te he dicho que no te alejes! {Velko S.} 15we7ae

Demás afiliados, Click.
_______________

Photobucket



Joder, ¡te he dicho que no te alejes! {Velko S.} The_fa19

Joder, ¡te he dicho que no te alejes! {Velko S.} S4qc90



A Window to the Future.

Divine Element

Acle City

Joder, ¡te he dicho que no te alejes! {Velko S.} 2dlqefl

Joder, ¡te he dicho que no te alejes! {Velko S.} Htvcbs

Joder, ¡te he dicho que no te alejes! {Velko S.} 1219a9y

Kingdom of Darkness

Joder, ¡te he dicho que no te alejes! {Velko S.} 23u7w4g

Joder, ¡te he dicho que no te alejes! {Velko S.} Cloroformo

Distopía
Creative Commons License
Mightiness by Mightiness is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-No comercial-Sin obras derivadas 3.0 España License.
Todo el contenido gráfico y escrito de este foro pertenece totalmente a Mightiness cualquier copia o plagio será denunciado.
Créditos:
Shank.
Google.
Deviantart.


 

 Joder, ¡te he dicho que no te alejes! {Velko S.}

Ir abajo 
2 participantes
AutorMensaje
Nalah J. Enfield
Novato; TO
Novato; TO
Nalah J. Enfield


Mensajes : 45
Puntos : 28
Localización : Escondida. Búscame.

Joder, ¡te he dicho que no te alejes! {Velko S.} Empty
MensajeTema: Joder, ¡te he dicho que no te alejes! {Velko S.}   Joder, ¡te he dicho que no te alejes! {Velko S.} EmptyLun Sep 06 2010, 02:04

"... y todo pareció convertirse en una intrigante novela de terror."


Era temprano, quizás demasiado, la habían despertado los vecinos al decidir que era más divertido tirar pinzas compulsivamente que tender la propia ropa. Ni siquiera pensó en llamarles la atención. Se destapó y sentó sobre la cama con las piernas cruzadas, frotándose los ojos con el puño. Como si así desapareciesen las ojeras, Nalah. Acto seguido y acompañada de un bostezo se puso en pié de un salto, trastabilló hasta mantener el equilibrio y sacudiendo la colcha dio por hecha la cama. Perfecta. A continuación se dirigió al baño, se lavó los dientes y puso sobre su menudo cuerpo un vestido floreado bastante bonito y que, para que mentir, le sentaba bastante bien. De camino a la habitación de Josh su atención sintió una irrefrenable atracción por aquel jarrón lleno de flores mustias; todas excepto una. Mordisqueándose el labio inferior la arrancó, quedándose únicamente con la flor en sí, y se la colocó encima de la oreja a modo de adorno. Un poco más sonriente despertó al pequeño de la casa para prepararle el desayuno. Sin duda, necesitaba más flores.

[...]


Olía bien. De forma indescriptible. A Nalah se le pasó por la cabeza intentar que su casa adquiriese un olor, cualquier tipo de olor, pero con la única condición de que no recordase ni a moho ni a humedad; ni siquiera a viejo, como hacía ahora. Con un suspiro tiró tiernamente de la capucha de Josh hacia delante, tapándole la vista. El niño, molesto, se revolvió para darle un suave golpe en el muslo e intentar tirar del vestido hacia abajo. No lo consiguió. Por unos instantes, Nalah pareció sonreír e incluso también pasárselo bien. Correteó de la mano de su hermano durante varios metros hasta pararse en un interesante puesto, a su parecer. Se inclinó sobre unas llamativas flores de intenso color rojo con destellos púrpura, sujetando algunos mechones sueltos para que no se colasen entre las flores. Le gustaban, le gustaban mucho. Con una sonrisa se decidió a coger la cartera y, de paso, preguntarle a Josh qué le parecían dichas flores. Algo falló cuando, al girarse, los ojos verdes de la rubia no fueron capaces de fijarse en su hermano, porque no estaba. El nudo de su estómago y garganta se formó en cuestión de medio segundos, los músculos se tensaron de forma automática y el pánico recorrió suavemente todo su cuerpo desde las yemas de los dedos hasta el más hondo recoveco de su anatomía. Jadeó. Una vez. Dos veces. Tres veces. Josh no apareció, no se había escondido ni estado mirando otros racimos en puestos cercanos, simplemente no estaba.

Sonrisa nerviosa. No prometió volver a por las flores. Se llevó la mano a la cabeza, específicamente al pelo, y la hundió en él para arrastrarlo hacia arriba. Formuló un 'Josh' desesperado y se giró bruscamente al creer escuchar su propio nombre. En el intento, la flor que había permanecido sobre su melena cayó al suelo sin que la chica se diese cuenta. No le importaba. No era importante. No. No. No.
- ¡JOSH! -de nuevo el pánico. Su garganta, ahora seca, le impedía alzar la voz todo lo que quisiera en realidad. Echó a correr dándole la vuelta a todo niño de pelo castaño que se le cruzaba de espaldas en su camino. No. No podía irse mucho más allá del puesto. ¿Y si volvía? Sí, esos ojos volverían a clavarse en ella pidiendo perdón. Estaba segura. Por si acaso, volvió a intentar formular en grito el nombre de su hermano. Casi. Sólo consiguió despertar miradas malhumoradas y curiosas en las variopintas personas que la rodeaban y que, seguramente, también lo harían con su hermano.

Un tirón en el bajo de su vestido y, de nuevo, sus mismos ojos en otra persona que no le llegaba más allá de la cintura. Josh estiraba hacia arriba el brazo para meterle en los ojos un ramo de flores. No sabía que tipo de flores eran, pero emanaban un olor demasiado dulzón para ser ignorado. No consiguió distraerla. Cogió con furia el ramo y se inclinó para, con la otra mano, zarandear el hombro del pequeño con demasiada fuerza.
- ¿Dónde estabas, eh? ¿Qué te dije? ¿¡Qué te dije!? ¡Qué no te separases de mí! -y un zarandeo más. Uno. Dos. Tres. Al cuarto Josh ya hacía pucheros y se tiraba a sus brazos con un 'Perdón, perdón'. Joder, qué escenita. Al final, iba a terminar funcionando que estaba perdiendo la paciencia y, también, los modales. Otro suspiro y ya había cogido a su hermano en brazos, haciendo que éste rodease su cadera con las piernas y agarrase su cuello con las manos, mirándola. Repetidos besos fueron esparcidos por la inocente cara del niño mientras Nalah intentaba sostenerlo firmemente entre sus brazos. Nunca había tenido la fuerza suficiente para hacerlo, y empezaba a fallarle. De todas formas, eligió un puesto al azar y, apiñándose entre la gente, le sugirió al niño que escogiese una flor, la que quisiera, para que pudiese comprarle otro ramo más. ¡Sería por flores!

Volver arriba Ir abajo
Velko Schiavone
Novato; TSS
Novato; TSS
Velko Schiavone


Mensajes : 116
Puntos : 26
Localización : -

Joder, ¡te he dicho que no te alejes! {Velko S.} Empty
MensajeTema: Re: Joder, ¡te he dicho que no te alejes! {Velko S.}   Joder, ¡te he dicho que no te alejes! {Velko S.} EmptyLun Sep 06 2010, 13:12

Tan pronto que ni tan solo los gallos osaban romper el silencio de un amanecer tal, empezó a resonar sobre el techo de Velko la música más asquerosa que os podáis imaginar. El reloj todavía marcaba horas de una sola cifra, era casi un crimen abandonar el paraíso de las sabanas tan temprano, pero ¿Que coño iba a hacer si los vecinos tocahuevos no le dejaban descansar? Eran los gafes de tenerles alquilado el sótano por ciento cincuenta pavos al mes a ese grupito de cantantes hippies; que no obstante eran bastante majos, pero en momentos así deseaba estrujarles el cuello y cortarles las manos para que dejaran de tocar y cantar. Enterró su rostro con la almohada, a ver si las plumas frenaban lo bastante el sonido como para dejarle dormir, pero que va... A la puta mierda esas recomendables 8 horas de sueño, el italiano -una vez más- a penas había llegado a las cuatro.

Apartó a Blackie -su cachorro de bull retriver, irónicamente blanco- que como siempre desde que se lo encontró por la calle había dormido entre sus piernas, y se levantó de la cama con ta "velocidad" que parecía que el cuerpo le pesara ochocientas toneladas. Bostezó, rascándose los huevos tan distraído como siempre y fue a por algo de desayunar. A penas tuvo que dar siete pasos para llegar a la nevera. Cogió ese brik de leche y lo volcó sobre un baso, peeero... ¡Buhalá! Para su sorpresa, a penas quedaban dos dedos de leche. Bufo, reflejando en su clara una de esas expresiones que hablaban por si sola, y que en este caso decía bien claro "Vaya puta mierda". Le tocaría ir al súper a por más. Frunció los labios, resignado a que tendría que joderse e ir si quería desayunar, y volvió a mirar hacia arriba para maldecir otra vez a los capullos que le habían despertado... Con lo bien que estaba él en sus sueños.

Salió del sótano-casa por una puerta que daba al jardín trasero, y su entrada particular. Salto esa pequeña valla que a duras penas le llegaba por la cintura, y empezó a andar calle abajo. Todavía tenía un par de legañas por los ojos, y la cara de medio zombi aún le duraría cerca de una hora hasta que terminara de despertarse del todo, y ser consciente de que -por muy extraño que sonara- si, estaba despierto antes de las doce. Llevaba a Blackie de la mano derecha, sujetando con fuerza la correa... El capullo metía cada tirón que, como no lo agarraras fuerte se llevaba tu mano consigo. Incluso tenía que ir frenándole con algún "Despacio" de tanto en tanto. Y el perro se iba meando en cada farola y cada rueda de coche por la que pasaban; en casos así al de Roma le daban envidia los chuchos: meaban donde les salía del pie, y nadie les decía nada... Pues disfrutaría poco él meándose en el pie de Stan, Já.

Llegó a la puerta de una especie de Badulaque donde siempre compraba, pero la persiana estaba chapada. Frunció el ceño, ahora le tocaría patearse aún más trozo hasta el Súper mercado, agh... Suelta un suspiro y retoma la marcha, después de que Blackie soltara una cagada en la puerta, y el le felicitara con un "Bien hecho, chico". Toma, por cerrarle la tienda cuando más la necesita. Al cabo de poco se vio metido entre flores, un mercado o algo... que pena que ahí no vendían leche. Siguiendo por ese atajo, caminó entre flores mientras un agradable olor le envolvía. A Velk le gustaban las flores, pero jamás tenía ¿Por qué? Pues porque si ya le costaba cuidar de si solo, las plantas se le pasaba regarlas y se le morían en nada. Unas flores rojizas llamaron su atención entre las demás. Había una chica oliéndolas, y parecía dispuesta a comprarlas, cuando de golpe salió corriendo como desesperada. Velko frunció el ceño, confuso mientras el Bull Retriver olisqueaba una maceta.

Miró las flores mentadas, y después ladeo la cabeza hacia la chica. Frunció los labios mientras intentaba imaginar a que venía tanta euforia. Al verle correr, le había parecido como que algo se le caía, así que bajo ahora la mirada hacia al suelo, y allí no encontró más que una sola flor. Se acercó a esta, y se agachó para recogerla. La olió, aun que no desprendiese mucho aroma... Estaba algo mustia, pero seguro que en su dia olía más que bien. Ladeo la cabeza y miró el puestecito con una pequeña sonrisa. Soltó a Blackie, y le rascó el cuello antes de señalarle una maceta. El perro se acercó, y tras olisquear un par de veces alzo la pata y empezó a mear. El dueño del puesto, acudió enseguida a espantarle, momento que Velko aprovechó para agarrar un ramo de esas flores entre rojas y purpura, y esconderlo tras el brazo Vamos, Blackie le llamó, y el Bull cesó la marca de territorio para seguir a su dueño. El dueño le asesino con la mirada, pero por la meada... ni cuenta se dio de que acababa de perder cuatro pavos en flores.

Una instantánea risa se le escapó a Velko, mientras miraba con complicidad a su mascota. Le encantaba hacer estas cosas. Miró al frente, y vio a la joven antes histérica algo más relajada, con un niño en brazos. Aaaah... así que era eso. Colocó la flor blanca entre las más frescas y hermosas, recién robadas. Caminó hacia la joven, mientras olfateaba una vez más las flores, intentando adivinar que clase de flores eran, algo bastante inútil más cuando sus conocimientos de floristería no alcanzaban más allá de las Rosas, las Margaritas y las Plantas Carnívoras. El perro llegó antes hasta la joven y el niño, y le olisqueo los zapatos a la muchacha. Eso enano, tienes que hacerle caso a tu madre murmuró, pues había escuchado la bronca que le había caído al pobre. Le llamó la atención a Blackie con un chasquido de lengua, para que apartar su hocico del pié de la desconocida. Volvió a alzar la mirada, con una pequeña sonrisa antes de inclinar el ramo de flores hacia ella, esperando que las cogiese ¿Querías esto, no?

¿Por que se había molestado en conseguirle flores? Pues, simplemente, por que era un ladrón compulsivo... y no le costaba nada hacerlo, más cuando sus gamberradas iban a servir también para arrancarle a alguien una sonrisa. Al fin y al cabo robar y vender las cosas a la tienda de segunda mano era su forma de sacarse la pasta, así que un ramo de flores era coser y cantar para el novato. ¿Miedo a que le pillasen algún día? SI, bueno, debería tenerlo... Pero este crío pasa de todo.
Volver arriba Ir abajo
Nalah J. Enfield
Novato; TO
Novato; TO
Nalah J. Enfield


Mensajes : 45
Puntos : 28
Localización : Escondida. Búscame.

Joder, ¡te he dicho que no te alejes! {Velko S.} Empty
MensajeTema: Re: Joder, ¡te he dicho que no te alejes! {Velko S.}   Joder, ¡te he dicho que no te alejes! {Velko S.} EmptyLun Sep 06 2010, 16:25

Nunca había sonreído tanto, y jamás de manera tan forzada y mucho menos a modo de silenciosa disculpa. La mano de Josh pretendía invadir cualquier capullo para tirar de él, a parte ya había arrancado dos tallos y Nalah había tenido que pagarlos. Ni siquiera eran de flores bonitas, aunque eso no parecía importarle ni a ella ni a su hermano.
-Venga, abajo grandullón. -alejando toda brusquedad de su voz dejó a su hermano en el suelo, aferrando con fuerza la mano del pequeño sin hacerle daño, bueno, no demasiado. El niño se quejó varias veces más por aburrimiento que por dolor, al parecer era un muermo pasearse por aquel estrambótico mercadillo donde menos termina siendo más. Nalah prometió comprarle después un helado si aguantaba cinco minutos más, acallando así toda disposición de Josh por irse del lugar, es más, ahora hasta parecía un poco más emocionado por regalarle flores a su hermana, a pesar de que ya le había dado un ramo. Si, el ramo de la discordia. Nalah rodó los ojos de manera automática y, al darse cuenta, un estúpido rubor recorrió velozmente sus mejillas. Que estúpida era. Bajó instantáneamente la cabeza, fingiendo prestarle atención a Josh, y aprovechó así para dejar que, esta vez, todos los mechones que quisiesen se agolpasen a ambos lados de su cara ejerciendo de suave y dorada cortinilla.

[...]

Seguía sintiendo el sudor de la mano de Josh en la palma de la suya, así que supuso que sería la otra la que proporcionó por segunda vez un seco tirón al bajo de su vestido. Disculpándose por quinta vez aquella mañana, Nalah aprovechó su giro para intentar agrupar de manera colocada los mechones que antes se habían soltado. Con una mano era complicado, pero con un perro a escasos centímetros de tu rodilla aún más. Pegó un bote que hizo que perdiese el equilibrio, por tanto el inminente balanceo fue irremediable y con él Nalah se llevó un jarrón de flores y el bastón de un anciano. Perfecto. Mátalos, Nalah, mátalos directamente. Carraspeó y aún siguió intentando colocarse el pelo de forma nerviosa. Le temblaban las manos.
- Ve-venga Josh, nn-n-no lo toques. -tartamudeando y aún con el temblor en las manos a flor de piel, Nalah dió un envalentonado paso al frente para esconder a Josh tras de sí, como siempre hacía. El perro, a sus anchas, olfateaba su pié como si de un manjar se tratase, sacando de quicio a Nalah, que ya había tenido suficiente gritando una vez como para hacerlo otra en caso de que el perro le mordiese. Escuchaba la risa de Josh a sus espaldas, que se pegaba a ella para asomar su cabeza por un costado y mirar fijamente al perro con aires inocentes pero traviesos. Cuando el niño extendió la mano para acariciar su cabeza, Nalah la cogió entre la suya en el preciso instante en el que alguien parecía hablarles. El dueño del perro. Lo miró suplicante, como si las lentillas de la crucial indiferencia que debía adoptar a diario se hubiesen deshecho con el primer pestañeo, a causa del susto. Nalah no estaba preparada para formar, psicológicamente, parte de una banda. No, claro que no.
Entre un semblante que se debatía entre mostrar alivio o seguridad, giró su cara para pasarse la mano por la frente, limpiando el sudor frío que había dejado la repentina 'desaparición' de su hermano y también la presencia del perro, para volver a 'enfrentarse' segundos después a la característica mirada del joven. No era capaz de sostenérsela. Tampoco hizo falta. ¿Y esas flores? Parpadeo. Lo mira. Parpadeo. Mira las flores. Parpadeo. Vuelve a mirarlo. Joder, cógelo ya.

Lo hace suyo. Sostiene el tallo de las flores entre sus manos, soltando la de Josh pero permaneciendo delante de él de manera que no pueda percibirse más su pequeña cabeza de pelo castaño tremendamente alborotado. Casi nunca deja que lo peina, dice que quiere ser como 'los chicos mayores que van por la calle'. Ante aquello, Nalah no puede hacer otra cosa que sonreír. Como ahora. Mira anonadada las flores mientras intenta hacer un examen del estado de su voz, y también de los temblores de sus manos. Por un momento, parece olvidar la imagen que realmente da paseando a Josh: la de ser su madre, y no su hermana.
- Esto... Eh... -comprobado. Está nerviosa y no sólo ha conseguido averiguarlo ella, si no que Josh también la mira con la curiosidad reflejada en su inquisidora mirada. Aún no sabe si quedarse con las flores, devolverlas o simplemente dejarlas caer al suelo y echar a correr. Traga saliva y, a continuación, se limita a carraspear en un intento también por enderezarse. Intento fallido, sigue igual de encogida que siempre.- ¡Gracias! Eh... Gracias.-estúpida. Estúpida. Estúpida. ¿No podía limitarse a darle las gracias y largarse? No. Para cuando quiso darse cuenta, Josh había vuelto a rehuir del cobijo que le proporcionaba el estar detrás del menudo cuerpo de la chica para colocarse delante del can y saludarlo con la mano. Fue el 'Hola, me llamo Josh ¿y tú?' el puñetazo necesario para que Nalah espabilase, presa de nuevo del pánico. No. No. No. Le había repetido una y otra vez a Josh que no dijese su nombre, bajo ningún concepto, excepto en la escuela, pero eso era otro cantar. Nalah soltó un impertible quejido, no: un gemido, y dió un par de palmaditas en el aire con una mano, como si estuviese golpeando suavemente el hombro de su hermano pequeño.
- Venga, deja al perro. Tenemos prisa. -mentira. No tiene nada que hacer. Su agenda está vacía. Peor, no tiene agenda. Nalah nunca fue suficientemente buena mintiendo para Josh, se las pillaba todas. - Va a cerrar el puesto de... helados. -en un susurro soltó el farol. Tendría que decirlo más alto en situaciones normales, pero la perdición de cualquier niño es el dulce, y en caso de Josh: los helados. Miró un par de veces para ella, pero musitó un 'Aún no me ha dicho su nombre' y siguió concentrado en esperar una respuesta por parte del animal. Nalah soltó un suspiro y pareció fulminar al joven con la mirada, aunque a simple vista sólo pareció una muestra de 'Por favor, lárgate.'
Volver arriba Ir abajo
Velko Schiavone
Novato; TSS
Novato; TSS
Velko Schiavone


Mensajes : 116
Puntos : 26
Localización : -

Joder, ¡te he dicho que no te alejes! {Velko S.} Empty
MensajeTema: Re: Joder, ¡te he dicho que no te alejes! {Velko S.}   Joder, ¡te he dicho que no te alejes! {Velko S.} EmptyMar Sep 07 2010, 20:20

Caminaba entre la escasa gente que podía darle el venazo de levantarse de la cama para ir a por flores tan temprano. A su ritmo, cuando le dio por numerar de cuantas flores contaba aquel usurpado ramo. Una, dos, tres.. Bah, a partir de ahí le dio palo seguir. Pero, más o menos -a ojo-, diría que eran unas 13 o así. En realidad no eran tantas, pero joder, no veas si estaban caros cuatro pétalos enganchados a un palo. Chasqueo la lengua, negando con la cabeza. Eso era un abuso. Que coño ¡Eso era un robo! Así que, para robar ya estaba el italiano "Que se joda", pensó. Miró un segundo a su chucho, para asegurarse de que no se lo raptaran o vete a saber tu que. Al localizarlo, y ver que no estaba muy lejos de él, se dio media vuelta. Sus comisuras se alzaron exageradamente, en una ensanchada sonrisa cuando vio al calvo del puestecito limpiando con un trapo la maceta que había sido usada como water personal de Blackie.

Su mirada al frente de nuevo, aun con la sonrisa en la cara. Vio a madre e hijo andando entre flores, cojiditos de la mano. Vaya, que monos ; happy family. Quizás ella era algo joven para tener un crío de unos.. ¿Cuantos tendría? ¿Nueve años? Bah... Igual los ingleses acostumbraban a eso, quien sabe... con lo raros que eran. Su ceño se frunció al observar el estropicio que había armado en un momento, en el intento de -al parecer- peinarse. Lo dicho, estos ingleses son más raaaaros... Suspiró negando con la cabeza mientras se regateaba a un tío cargado de cajas de flores. Su mirada otra vez va hacia ella, y frunce los labios con orgullo al ver que por fin su perro asusta a alguien ¡Aleluya! El que había adoptado a ese Bull Retriver con la idea de que fuera peligroso y agresivo, como los que tenía la gente por esos barrios, y resulto salirle rana; vamos, que era un encanto de perro.

Velko sonríe cuando después de un momentáneo empane la del vestido floreado por fin decide tomar el ramo de flores. Se sacude la mano contra el tejano, secándosela; al parecer las habían regado no hacía mucho, y seguían todavía un poco húmedas. Alza una ceja, al ver como el pequeñajo asoma la cabecita por la cintura de la chica, intentando escapar de ese innecesario escudo. ¡Cuidado! ¡Que Belckie podía hacerle su lametón mortal! Tranqui, que no hace nada le dijo a la chica, con un gesto con la mano para restarle importancia. Si al enano le gustaban los perros, no tenía por que privarle de acariciarlo. Mientras tanto, ahí estaba el cachorrillo blanco, agachando las orejas al olisquear con tanto esmero el suelo, en busca de un punto en el que dejar su huella. Estos perros eran la leche, oye. Mean aquí y allí y ale, ese territorio ya era suyo. Aun que, a Velk personalmente le ponían histérico con esa forma suya de mear. Joder, que lo soltaran todo de una ¿no?

Velko se muerde el labio mirando a la chica. Vale, no hacía falta tener una enorme bola de cristal para adivinar que estaba nerviosa. Se le notaba en aquel encantador tartamudeo, pero la cuestión era por que ¿Por que le habían regalado flores? ¿Por si el temible Blackie se le lanzaba al cuello?. Siento hacerme pesado, pero debo recalcar aquello de... "los ingleses son maaas raros". Frunció los labios, mirandole con una sonrisilla que gritaba salir por tan 'monosa' actitud de su parte. De pronto ve como el canijo esquiva a su hermana -o según el cree, madre- y saluda al perro. Este le mira, con la lengua fuera y meneando el rabo. Sonríe y se acuclilla para estar a la altura de niño y perro. Le rasca la cabecita al chucho Se llama Blackie, de negro. ¿Curioso, eh? dice, con cierta simpatía. Vale que acostumbraba a ser un poco vacilón y malhablado, pero no iba a serlo también con los niños.

Arrugó la nariz al ver la prisa de la chica por alejarse de él. Vale que mucha gente salía corriendo cuando le conocía y se daba cuenta de que se metía en líos a cada paso que daba, y que hablaba a cien mil tacos por frase, pero joder... Hasta el momento no había hecho nada alarmante. Una vez más, uno de sus mayores tic hizo honor a su nombre para que de nuevo Velko se mordiera el labio. Después de despertarle cierta curiosidad con esa torpeza y ese tartamudeo ¿Se iría la chica tan fácilmente? Já. No mientras el italiano pudiese evitarlo. Miró al inocente niño, que parecía gustarle la compañía del perro. Se levantó, dejando que se "conociesen" y miró a la joven. Suspiro ante esa mirada, frunciendo los labios. Ay Nalah, Nalah... Como se nota que no conoces a este chico. ¿No sabes que cuento más intentas apartarlo, más rato estará molestándote?

¿Cerrar? Pero si aún no ha abierto dice, con una pequeña sonrisa mirando a la chica. Baja sus ojos -algo ojerosos- al pequeño Hasta las once nada, chaval dice mirándole y le revuelve el pelo. Mira a Blackie unos segundos, y le tiende la correa a ¿Josh? Si, eso había dicho Atamelo, por fa le pide y vuelve a mirar a la chica, encogiéndose de hombros; como pidiendo que no le chutase tan rápido.
Volver arriba Ir abajo
Nalah J. Enfield
Novato; TO
Novato; TO
Nalah J. Enfield


Mensajes : 45
Puntos : 28
Localización : Escondida. Búscame.

Joder, ¡te he dicho que no te alejes! {Velko S.} Empty
MensajeTema: Re: Joder, ¡te he dicho que no te alejes! {Velko S.}   Joder, ¡te he dicho que no te alejes! {Velko S.} EmptyJue Sep 09 2010, 15:09

No. No. ¡Sí! Tardó bastante, pero al final los frenéticos y huesudos dedos de Nalah se abrieron paso a través de los bolsillos de su chaqueta, demasiado fina como para pensar que realmente tenía algún tipo de cavidad para cualquier cosa. El interior estaba frío, pero las manos de Nalah no buscaban calor, si no dejar de temblar. Parecían adormiladas, aún con el cosquilleo de la histeria en la punta de los dedos. Sacó una mano para retener a Josh, en vano, así que antes de siquiera intentarlo desvió de forma ridícula el trayecto desde la dirección del hombro de su hermano hasta su pelo, de nuevo. Cada día, de tanto tocárselo, conseguía llenarlo de nudos, apelmazarlo y también sobarlo. El resultado era un rubio que cada vez perdía más y más poder convirtiéndose en pura ceniza al final del día. A estas alturas, ya no brillaba como lo había hecho esa mañana.

Se había equivocado. Con el tiempo, había pasado de proteger a Josh a sobre-protegerlo y meterle miedo, miedo a cualquier tipo de cosa que no guardase relación alguna con una vida normal, fuera de estúpidas bandas, mortíferas armas y abominables intenciones. Así, había terminado teniendo más pánico ella de todo que el propio Josh, que con una envidiable y amplia sonrisa acariciaba a Blackie, tratándolo como uno más de la familia. No tardaría en pedir un perro. Posiblemente de camino a casa ya se lo estuviese pidiendo, repitiendo su petición hasta la saciedad. Nalah no podía permitírselo, mejor dicho: no quería ni imaginarse permitírselo. Sabía de sobra que un perro como aquel no hacía nada, tenía 'cara de bueno', incluso de tonto. ¿Y qué? Josh se acostumbraría a acariciar a todos los puñeteros perros que viese por la calle, acercándose sin preguntar y... Nalah, eres imbécil. Una estúpida.

Mientras repasaba mentalmente todos los insultos que podía permitir llamarse, el niño miraba fascinado al chico cada vez que hablaba, abriendo sus ojos verdes propios de un besugo, como si intentase que le cayesen las bolas de las cuencas. Nalah, impotente, pareció emitir un sordo bufido cuando el intento de construir una barrera que los alejase del mercado fue destruída sin piedad alguna por las palabras del chico. ¿Era imbécil? Intentó dirigirle una mirada cargada de... recelo. Éso. No, no lo consiguió: su mirada no había sido heredada y compartida para descargar miradas de odio cuando le diese la gana. No, lo único que era capaz de transmitir era miedo y tranquilidad, compaginando ambas sensaciones en un tono verdoso precioso. Sí, el mismo de Josh. Sí, incluso de una manera más hipnótica tratándose de la suya, la de Nalah.

Había 'perdido' en una competición sin participantes así que dejó que el ángulo recto que formaban sus hombros respecto al cuello se desequilibrase, deshaciéndose por completo, mientras centraba su atención en la correa que le tendía el chico a Josh. Una nota de pánico asomó por los bordes de su iris, encogiendo su pupila y volviendo brillante su mirada. Entornó los ojos hasta conseguir pestañear, llevando las manos a ambos lados de su cara, arrastrándolas hasta las orejas y separando así su pelo en dos: con una raya en medio. Venga, distráete, si le muerde ya tendrás tiempo de... ¿pegarle? Flipada.
- Esto... -la coletilla empezaba a volverse famosa, mucho más que eso: demasiado habitual, conocida por su lengua tanto o más que sus propia saliva. La formulaba siempre, a todas horas: al comenzar una frase; al ponerse nerviosa; cuando no sabe que decir o cuando, simplemente, no sabe como continuar.-... Julieta -lo suelta, sin más, mirando fijamente el suelo con las manos aún sujetando los mechones rubios detrás de su oreja.- ... Soy Julieta. -no añade nada más. Lo mira a través de las espesas pestañas, carentes de rímel, sin saber si ha hecho bien al presentarse o, si simplemente, solo ha dado pie a que el chico se vaya cuanto antes. De cualquier manera, Nalah se presenta con su segundo nombre, como hace siempre. En todo caso, sólo la delataría la placa de su uniforme en el McDonald's, plaquita que muestra su nombre completo, sin tapujos. No sirve de nada. Nadie va a pedirle en un mercado de flores, especias e incluso comida su dichosa plaquita. Tampoco extiende la mano, no le gusta. Nunca le ha gustado. Simplemente lo mira durante escasos segundos para volver a prestarle atención a Josh. Sí, sólo le importa Josh y lo que haga con esa correa.

Volver arriba Ir abajo
Velko Schiavone
Novato; TSS
Novato; TSS
Velko Schiavone


Mensajes : 116
Puntos : 26
Localización : -

Joder, ¡te he dicho que no te alejes! {Velko S.} Empty
MensajeTema: Re: Joder, ¡te he dicho que no te alejes! {Velko S.}   Joder, ¡te he dicho que no te alejes! {Velko S.} EmptySáb Sep 11 2010, 01:10

Con la mano derecha, Velko se cogía sin mucha fuerza el brazo izquierdo, como si así evitara que se le descolgará o vete a saber que. Lo cierto es que no era más que una pose de lo más simple y natural, que a sus ojos resultaba mejor que dejar ambos brazos colgados, como un puñetero zombi. Repiqueaba sobre su más bien pálida piel con la yema de los dedos, mientras curioso y distraído se dedicaba a contemplar cada gesto y rasgo del pequeño ojiverde, que por lo visto era menos tímido que su madre, y se lanzaba sin dudarlo a acariciar ese cachorro tan mono que él italiano adoptó haría ¿Cuanto? No más de mes y medio. De pronto vio por el rabillo del ojo ese digamos extraño cambio de rumbo con el que el gesto de la chica mutó para aparcar en su pelo, enredándose entre las dulces cortinas doradas. Velk frunció el ceño, algo desconcertado mientras alzaba el rostro para mirarle directamente. ¿A que venía eso? Se preguntó a si mismo, antes de sonreír. Una chica definitivamente ¿Distinta? Si, llamemos-lo así. O, llamemos-lo rara.

Y tras esa sonrisa en la que el tiempo se detuvo para poder ver bien como ella se destrozaba el pelo con tanto ajetreo, volvió a mirar a su perro. Que este, como lo perdieras de vista demasiado, se te escapaba a dejar su huella en cualquier lado. El pequeño bull retriver meneaba su más bien diminuta cola, en vuelto en caricias entre las que simplemente se deshacía. Tan violentos que pintaban a esa raza. ¡Coño! ¿Por que el suyo era tan 'pacifico'?. Exteriorizó un pequeño suspiro, escapado de su monólogo mental. Tenía que hacerse a la idea de que si algún día alguien le mandaba un perraco a destrozarle, no podría meter a ese blancucho peluche de por medio. Negó con la cabeza y una vez más el malhablado joven volvió a sonreír al ver la cara de "así me quedo pa' toda la vida" que ponía el chucho Ráscale en la barriga... Ya veras como se pone murmuró, riendo lo justo al pensar como meneaba la pata cuando esas cosquillas le avasallaban.

Volvió a mirarle a ella. Da un muy pequeño, pero inevitable respingo cuando una brisa otoñal viene de golpe, provocándole un escalofrío. Frunce el ceño cuando se le pasa, acariciándose el brazo en algo así como un intento de bajarse la piel de gallina que se le ha puesto. Poco a poco va siendo menos exagerada, entonces alza una mano que se lleva al cuello, auto-masajeandose-lo. Le hace falta un colchón nuevo. ¿No te gustan los perros? Pregunta Velko con, cierta curiosidad. Suelen gustar, pero de todo hay en el mundo; y a juzgar por su protectora reacción al verlo, y esfuerzo por evitar que el enano se acercara, apostaría a que ella era de los que no. Una pena, la verdad, pues en su asalto a la floristería se ha visto lo útiles que son a veces. Aguarda la respuesta, mientras un pequeño bostezo que no se molesta en tapar se le escapa. Claro queda que no es bueno esto de dormir tan poco. Algo habrá que hacer con esos vecinos ruidosos, o consigo ¿Que tal ponerse tapones? Mh, un buen plan.

Cuando el niño coge la correa, Velko le guiña un ojo mientras la mano que la tendía cae en picado, como si hiciera puenting, hasta chocarse contra su bolsillo. Aprovechando, mete la mano en este y saca un móvil bastante rallado por todos lados; siempre se le cae. Lo mira un par de segundos, intentando averiguar la hora. Frunce los labios, al toparse con que ¡Joder! Aún tendría que estar entre sabanas. Chasqueo la lengua, decidiendo en ese instante que 'hoy' o se acostaba antes o, definitivamente, se ponía tapones. Deja caer de nuevo el móvil dentro de ese bolsillo del tejano desgastado, más bien caído y deshilachado por las rodillas. Chasquea la lengua -si, otra vez. Un tic más de los suyos- y con un nuevo suspiro vuelve a mirar a quien ahora se peina de nuevo, escondiendo los mechones tras unas pequeñas orejas. Intento ver sus ojos tras los barrotes de sus pestañas, distinguiendo no más que un destello verdoso. Mira hacia la derecha un segundo, tras oír un golpe. Redobla los labios , viendo a un hombre que se le había caído una caja de hojas marchitas y tallos cortados. Desechos de su puesto, lo más seguro.

Se rasca la cabeza más bien por manía, mientras se empana viendo como los recoge. Después unos segundos, la dulce y frágil voz de la chica le rescata. Su mirada la busca, y una nueva sonrisa con cariño camuflado en ese innato toque de chulería tinta sus finos labios delante de una imagen tan... ¿Encantadora? Si, quizás lo fuera. Por que, por como seguía con las manos en el pelo y esa voz tierna y tartamudeante daban ganas de espachurrar-le, y Velk lo haría de no ser él tan él, y en su lugar no hacía más que soltar esa idiota risilla divertida. Yo Romeo... murmura, mordiéndose el labio antes de reír. Niega con la cabeza Lo siento, chiste malo... pero es que estaba a huevo dice, mientras la risa va decreciendo poco a poco. Se ríe, el solo con sus propios chistes; como Juan Palomo. Frunce los labios Aún que sería un puntazo reflexiona, frunciendo el ceño Pero por desgracia no,no. Me llamo Velko ahora si, se presenta de verdad.

Una última sonrisa más para la rubia, antes de mirar al perro con su nuevo amigo. Desvía la vista hacia uno de los lados, picándose con la lengua en el paladar, como un juego con el que mata el tiempo. Yo ahora iba al Súper a por algo de leche... ladea la cabeza, mirando por un instante a Nalah con una media sonrisa de estas que se adornan con un deje de pillastrería, y mira al chico ... Y allí venden helados Completa la frase, esperando a ver como reacciona el pequeñajo. Ve que la chica no esta muy interesada en hacer nuevos amigos , o al menos no de él -que no le culpo, la verdad-, así que sabe que su mejor baza para que no se largue ya, es el niño ¿Que dices, Josh? ¿Así había dicho que se llamaba, no? Velko se muerde el labio, esperando a ver si le sale bien el 'plan'.
Volver arriba Ir abajo
Nalah J. Enfield
Novato; TO
Novato; TO
Nalah J. Enfield


Mensajes : 45
Puntos : 28
Localización : Escondida. Búscame.

Joder, ¡te he dicho que no te alejes! {Velko S.} Empty
MensajeTema: Re: Joder, ¡te he dicho que no te alejes! {Velko S.}   Joder, ¡te he dicho que no te alejes! {Velko S.} EmptySáb Sep 11 2010, 17:01

Algún punto perdido en sus botas le llamó suficientemente la atención como para que se ensimismase de tal manera que sus sentidos se sumieron en un irregular letargo llamado 'distracción'. Plena distracción. De por sí, Nalah podría estar todo el tiempo que quisiera y más en ese estado, de no ser por Josh: que se giró, asustado, hasta abalanzarse sobre su cintura intentando abrazarla con ambos brazos. Lo consiguió perfectamente, pues la envergadura del cuerpo de Nalah no era, precisamente, algo 'grande'. Ni siquiera apetecible: piernas largas, demasiado delgadas, curvas imperceptibles y pechos por el mismo camino. Parecía una cerilla cabezona que tardó lo suyo en comprender la situación y, aún así, no llegaba a hacerlo del todo. El perro agachaba las orejas como si realmente hubiese hecho algo malo. No, simplemente le había remangado un buen lametón a Josh en la mano. Le frotó cariñosamente el hombro mientras se acuclillaba hasta quedar a su altura, apoyando el mentón en él mientras miraba con el mismo gesto abstraído al chico, turbándose al cruzarse con su mirada, igual de inquietante a ojos de la rubia. Fijó la atención en el perro, por primera vez, mientras Josh le daba la espalda para cogerla por el cuello. Nalah hizo una mueca extraña, semejante a una pérdida inminente de equilibrio y, para evitarlo, le dio unas palmaditas a su hermano en la espalda, para que se girase y viese como la mano de la rubia se acercaba en dirección al perro, suficientemente lejos de ella como para que fuese capaz de acariciarlo sin más. Inclinó varias veces la mano hacia abajo, como dándole palmaditas a algo imaginario, hasta que el perro se acercó. Hundió sus labios en la oreja de Josh para captar su atención. La mata de pelo castaña se giró lentamente hasta dejar entrever de refilón una preciosa sonrisa. Nalah estaba acariciando la cabecita de... Blackie, justo, sin pudor alguno mientras frotaba el muslo de Josh, que volvía a acercase al perro para establecer de nuevo las bases de su extraña amistad y probar con lo que le decía el chico: rascarle la barriga.

Una vez levantada, arrastró varias veces la mano que había tocado al perro contra la cazadora, suficientemente sucia como para que no se notase. Se hizo de nuevo con los dos ramos de flores, haciendo malabarismos para cogerlos con una sola mano. Parecía imposible, pero finalmente consiguió -a duras penas- aguantarlos sin parecer inútil. De todas formas lo era. ¿Qué importaba? Acarició los pétalos mojados de algunas flores con el dedo, recorriéndolos en toda su diminuta longitud hasta que, de nuevo, la voz del chico la sacó de su continuo ensimismamiento. Lo miró sin alzar demasiado la cabeza, consiguiendo que los mechones rubios se deslizasen a través de su oreja para deshacerse del embrujo de la misma. No le importó, ni siquiera le hizo caso: ya lo había toqueteado demasiado. Suspiró y se encogió de hombros. ¿Era tan evidente?.
- No. No me gustan. No demasiado. -se mordisqueó el labio inferior, inquieta. ¿Demasiada responsabilidad? No iba a poner la excusa de 'no se cuidar ni de mí misma, ¿cómo voy a cuidar de un chucho?' porque era capaz de hacer eso, y más. Los perros necesitaban demasiada atención, incluso en el más descuidado de los casos, Nalah terminaría abandonándolo en cualquier perrera, presa de una medida desesperada. Tenía demasiado que cuidar, sin duda alguna. Inconscientemente una de sus manos se deslizó hacia su tripa, ahí donde de una forma u otra aparecería un crío en menos de ocho meses. Apenas se le notaba, no aún. Siguió intentando perforarse el labio mientras intentaba disimular sus estúpidas acciones agarrando el borde de la cazadora y tapándose con él. Sólo notaba frío en la punta de la nariz, que no tardaría en adquirir el tono rojizo propio del frío. También aventuraba que lo harían las orejas, pero por suerte ahora estaban ocultas tras los mechones de pelo.

Ridiculez. Cada aspecto de Nalah podía llevarse al extremo de la ridiculez. No le importó demasiado parecer infantil y tonta al partir el tallo del ramo de flores que le había regalado el chico para hacerse con la flor. Como había hecho aquella mañana, hundió el tallo entre los mechones situados encima de su oreja, como si fuese una horquilla, y la dejó ahí esperando que no se cayese. Los nudos de su melena ejercían de resistente laca, así que no había de lo que preocuparse. Dejaría de tocarse el pelo, al menos durante un par de horas. A cambio, se comería medio labio a modo del desayuno que no tendría. Sí, el menú constaba de un entrante formado, principalmente, por el falso nombre del chico, que pudo provocar rápidamente un 'infartito' provocado por una ira infundada. Soltó un indescriptible jadeo e inclinó hacia delante la cabeza, alzando el brazo libre para rascarse la frente, ignorando el 'chiste' que la perseguía allá por donde decía su nombre. Volvió a clavar sus ojos verdes en él, esta vez con el ceño fruncido, mostrando únicamente una triste sonrisa. Una vez hubo enderezado el cuello ya había recibido y memorizado el nombre del moreno larguirucho de piel de gallina. Velko. Como a la mayoría, sería fácil identificarlo y acordarse de su peculiar nombre: velcro. Como las zapatillas de Josh. Eso sí que la hizo sonreír, y morderse de nuevo el labio, inundada por una sensación de alegría que rozaba lo ridículo. Otra vez, como todo en Nalah. No objetó nada más, simplemente miró al chico más tiempo del que había invertido en él hasta ahora, a lo sumo, examinando cualquier rasgo de 'Romeo' que pudiese encontrar. Ojerosos ojos y gesto siniestro, curioso; brazos con pellejo en vez de piel, como el resto del cuerpo y carácter indefinido, sin etiquetas. Para cuando la respuesta mental estuvo clara, Nalah volvió a distraerse con sus palabras, que se centraban en encandilar la atención de Josh. Mentira: el pequeñajo ya estaba enamorado de su ejemplo a seguir, siguiendo cada movimiento efectuado por el moreno con curiosa atención.

¿Cómo decir que no? Sus mismos ojos la miraban un poco por encima de la altura de su cintura mientras sus manos tiraban por enésima vez del bajo de su vestido con insistencia. Seguía con la correa del perro en la mano, ilusionado con la idea de poder pasearlo, aunque fuese dos o tres pasos. A Josh sí que le gustaban los animales, siempre le había gustado ir a zoo y a las tiendas de animales. Últimamente, para Nalah había pasado desapercibida esa infantil faceta de su hermano. Rodó los ojos y se agachó para hacerle cosquillas, revolviéndole cariñosamente el pelo mientras lo estrechaba contra ella sujetándolo por el hombro. Todo atisbo de felicidad y confianza se deshizo al escuchar el nombre de su hermano, Josh, en boca de otra persona que no fuese ella. Su mirada hostil no sirvió de nada, pues la sonrisa le salió sola segundos después. ¿Qué mas daba?
- Helados y galletas, muchas galletas. -susurró Nalah, moviendo la cadera en dirección a su hermano para empujarlo suavemente. Contento dio un par de brincos y le rindió su amor al perro, acariciándolo detrás de las orejas mientras movía la cabeza de un lado a otro. Nalah agarró ambos ramos, dando un par de pasos al frente; diminutos pasos que servían de afirmación. Era imposible evitar este tipo de cosas: evitar que Josh se ilusionase con un perro y que le pidiese acompañarlo hasta el fin del mundo, aunque fuese hasta el supermercado. El muchacho estaba utilizando a su hermano de baza, algo que escapaba a su conocimiento.
- Venga, vamos. - le dirigió a Velko una mirada que no guardaba segundas intenciones, ni siquiera un poco de la hostilidad que había intentado aparentar anteriormente. Con un sutil movimiento de cabeza esperó a que tanto él como su hermano empezasen a caminar, para que el perro también pudiese hacerlo. Putos vecinos, ¿por qué habrían tenido que tirar todas esas malditas pinzas y despertarla?
Volver arriba Ir abajo
Velko Schiavone
Novato; TSS
Novato; TSS
Velko Schiavone


Mensajes : 116
Puntos : 26
Localización : -

Joder, ¡te he dicho que no te alejes! {Velko S.} Empty
MensajeTema: Re: Joder, ¡te he dicho que no te alejes! {Velko S.}   Joder, ¡te he dicho que no te alejes! {Velko S.} EmptyMar Sep 14 2010, 14:02

Velko observaba medio embobado como el cariñoso cachorro ofrecía sus mejores mimos al pequeñajo que acababa de conocer. Caía rendido a los pies del niño, con la lengua fuera y disfrutando de las caricias como su dueño hacia con cada porro. Le hacía gracia verle así, una de las razas más peligrosas existentes amansadas por los mimos de un crío de ¿Diez años? No tendría más de eso. El italiano jugeteaba con sus propios dedos, matando así el tiempo en un entretenimiento de lo más idiota. Ya empañado de la imagen de Blackie rindiéndose ante las diminutas y magicas manos que le revolvían esa mata de escaso pelo blanco, alzo la mirada a penas un segundo hacia la chica, quien parecía de lo más empanada con vete a saber tu que. Y, si no fue más de un segundo es por que vio a Josh abalanzarse ha la figura de su hermana enganchandose cual lapa con pucheritos de lo más tiernos. Bajo la mirada a su perro, frunciendo el ceño ¿Morderle? Queee va, ni de coña hacía ese encanto de perro algo así. Lo más seguro es que le hubiese intentado dar uno de sus lametones, y como no era bestia ni nada aquel chucho, el pequeñajo se habría llevado un susto. Fijo.

A Velko se le escapó una pequeña risilla, mirando como el can agachaba las orejas con pose entristecida; que mono que sen veía, joder. El novato de Strap Set se acuclillo con toda la intención de acariciarle la cabecita a su perro, y darle así a entender que no se preocupase; que no había echo nada malo. Pero, antes de lograr hacerlo vio como se le adelantaba una delgada y paliducha mano ¿Era Julietta? Velk frunció los labios,mientras desviaba la mirada a su rostro. Si, en efecto. Era la chica dulce y timida a.k.a. "yo a ese perro no me acerco ni de broma". Sonrió con cierto deje de diversión, mirando en cierto modo alelado al rostro de quien deleitaba ahora a su perro. Y, dicha diversión metamorfoseo a un mínimo resquicio de dulzura cuando vio al enano sonreír después de ver a la rubia amigándose con el blancucho animal.
Que solo iba a darte un beso le explicó al pequeñajo, intentando rematar la famena que tan bien había echo Nalah, para que se le pasase el susto.

Arrugó los labios viendo como tan rápido como se había apartado, se le volvía a tirar encima para acariciar, rascar y jugar con el perro que ya volvía a menear la cola con su mayor brío después de 'hacer las paces' con su nuevo amigo. Después de eso, Velko vuelve a ponerse en pie con cuidado de no caerse -puede llegar a ser muy torpe algunas veces- y le mira a ella. Más bien, mira esas flores rojizas que tan bien olían, y que por la cortesía italiana el chico no había podido resistirse evitar regalarle. Pero tampoco os engañeis, que Velk ni de coña era así de generoso siempre; más bien, siempre iba gorroneando tabaco a todo el que tuviese. El chico retornó de su ensimismación en cuanto la paulatina voz de la muchacha volvió a sonar. Arrugó los labios, en cierto modo sorprendido Vaya.... se encogió de hombros A mi me encantan. Ya sabes que dicen, el mejor amigo del hombre ¿No? dijo con una pequeña sonrisa, citando aquella famosa frase dicha por... ¿Quien? Ni puta idea, la cosa es que era así.

Velko, curioso y con gesto extrañado miró como la chica partía el tajo de una de las tan bonitas flores que el había robado a quien tantas tenía para regalarselas a ella; sí, a lo Robbin Hod. Una breve risa patinó por los labios del joven al ver como adornaba su melena. Chasqueo la lengua Pues no te queda mal del todo... murmuró con un tono pensativo que por supuesto fingió. ¿La verdad? Estaba preciosa con ese toque tan vivo dado a su callado rostro. Pero no lo diría, él no era de los que iban lanzando la caña a lo bestia a todas las que veía a ver si alguna picaba.
Y entonces se fijó en sus labios. Clack, clack, clack; sus incisibos no dejaban de intentar insistente mente crear un agujero en su labio. Velko frunció el ceño, mirando empanado dicha escena Al final te harás sangre... murmuró, avisándole. Y, hablaba como la voz de la experiencia. El también había tenido la jodida manía de devorarse el labio cual golosina.

Velko miraba a la diminuta familia, a la espera de respuesta y -pese a que ni aun que le matasen lo reconocería- nervioso por si la tímida muchacha y el enano le acompañaban al súper. Y la dulce sonrisa de la dama se le contagió cuando con cierto comentario pareció que aceptaba acompañarle. Así que también te gustan las galletas comentó, mirando al peque con una sorpresa que exageró hasta el extremo de que llegara a parecer infantil, aun que divertida para el niño. Te entiendo... A mi me vuelven loco las oreo dijo, abriendo la boca con media lengua fuera, fingiendo babear tan solo de pensar en ellas. Soltó una risita y le revolvió el pelo al pequeño, antes de ponerse en pie. Una risita, que gradualmente descendió hasta una tenue aun que alegre sonrisa, mientras miraba a la chica.

Va, te dejo que lo lleves tú, pero si estira mucho me avisas ¿eh? le dijo a Josh. Advertencia vana, pues en cuanto empezaron a andar Blackie ya estaba abalanzandose frenético hacia un árbol que olsiquear, haciendo que el niño corriese detrás suyo. Sonrió viendolos, negando con la cabeza . Empezó a andar calle abajo, detrás de ese curioso par de amigos. Desvió la mirada hacia la chica Espero no haberte fastidiado la mañana... murmuró, arrugando los labios. Era sincero ¿Extraño, eh? Velko preocupandose de verdad por alguien que no era él. Por fin empezaba a madurar.
Volver arriba Ir abajo
Contenido patrocinado





Joder, ¡te he dicho que no te alejes! {Velko S.} Empty
MensajeTema: Re: Joder, ¡te he dicho que no te alejes! {Velko S.}   Joder, ¡te he dicho que no te alejes! {Velko S.} Empty

Volver arriba Ir abajo
 
Joder, ¡te he dicho que no te alejes! {Velko S.}
Volver arriba 
Página 1 de 1.
 Temas similares
-
» Velko Schiavone

Permisos de este foro:No puedes responder a temas en este foro.
Mightiness :: Bethnal Green :: Lugares de Interés :: Road Flower Market-
Cambiar a: